Más allá del muro de piedra.

Esbozo reflexivo para recordar la partida de Ursula K. Le Guin

“Bueno, al principio, ya sabes, cuando todo comenzó, éramos todos iguales, toda la gente y todos los animales, hacíamos las mismas cosas. Después aprendimos a morir. Y entonces aprendimos a renacer.”

Pasaje de En el otro viento, Ursula K. Le Guin

A los 88 años de edad, el 23 de enero de 2018 partió de este mundo Ursula K. Le Guin1, escritora de Fantasía y cf. Ella misma se definía como “feminista, conservacionista, ecologista, norteamericana, apasionadamente comprometida con la literatura, paisaje y vida de la Costa Oste”.

Durante su vida fue premiada con: el National Book Award, el American Book Award, el World Fantasy Award, numerosos Hugo y Nebula y en el año 2001 recibió el SF Hall of Fame por toda su carrera.

Hija de un eminente antropólogo y una escritora, creció rodeada por mitos y leyendas de todo el mundo, sus estudios universitarios se enfocaron en la literatura romance de la Edad Media y el Renacimiento, estudió en Francia donde conoció a su marido y regresó a su país para impartir clases de francés y de literatura.

La mano izquierda de la oscuridad, es una de sus novelas más famosas en el género de ciencia ficción, donde explora el amor de una forma muy particular: es posible enamorarse de ese Otro sin importar su género y especie. Además la historia se desarrolla en un ambiente político lleno de intrigas y misticismo.

Otra de sus grandes novelas de cf sería El nombre de mundo es bosque, una historia desgarradora sobre la poca consciencia ecológica que tiene la humanidad y el colonialismo como esa fuerza que no sólo destruye al Otro, sino que lo infecta hasta el punto de enseñarlo a matar como última respuesta. Muchas de las descripciones en este libro tienen un gran nivel poético, provocando que el lector pueda caminar por ese boscoso planeta.

No por nada, la autora consideraba que la cf es una metáfora de la vida, donde poder lanzar preguntas incómodas, cosa que también hizo en la Fantasía, como en el caso de su relato «Los que se van de Omelas», que conduce al lector a una utopía que oculta un oscuro secreto.

Ya más establecida dentro de la fantasía, se consagró con su saga de Terramar: Un mago de Terramar (1968), Las tumbas de Atuan (1971), La costa más lejana (1972), Tehanu (1990) Cuentos de Terramar (1999) y En el otro viento (2001). A diferencia de lo que entendemos como una saga actualmente, ya saben: sacar la mayoría de libros sobre un personaje o personajes que peguen y vendan tirajes infinitos; ella jamás trato de esa forma su historia sobre Terramar, siempre fue esa viajera y cronista de ese archipiélago habitado por magos, dragones, sacerdotisas, pueblos guerreros y pescadores.

“La manera cómo uno investiga una historia inexistente es contar la historia y descubrir qué sucedió. Creo que esto no es muy diferente a lo que hacen los historiadores del supuesto mundo real”. Pasaje muy esclarecedor del prólogo de Cuentos de Terramar, donde aprovecha para hacer una certera reflexión sobre la fantasía, la imaginación y el capitalismo. Menciona que en una época tan llena de cambios masivos y transformaciones morales y mentales, los arquetipos empiezan a estorbar porque son inalterables; mas los anhelamos. Tanto que regresamos a esos reinos de fantasía plagados de viejas historias, leyendas y mitos, para buscar una estabilidad fundada en antiguas verdades y simplicidades inmutables.

Sin embargo, “las fábricas del capitalismo se las proporciona. La oferta satisface la demanda. La fantasía se convierte en un producto, en una industria. La fantasía hecha producto no acarrea riesgo alguno: no inventa nada, sino que imita y trivializa. Comienza por privar a las viejas historias de su complejidad intelectual y ética, convirtiendo su acción en violencia, a sus actores en muñecos, y a la verdad que revelan en un cliché sentimental”.

Esta reflexión se podría completar con lo expuesto en su ensayo: «Del País de los Elfos a Poughkeepsie», en el cual explora el problema de escribir una Fantasía como si se tratara de un paseo por un parque y no una exploración por el bosque para conectar con el mundo que allí habita.

Retomando el prólogo de su antología de cuentos, ella cierra diciendo que la imaginación perdurará a esta explotación industrializada, ya que habitamos ambos mundos, tanto los reales como los ficticios; puesto que la memoria es una forma de imaginación.

Ursula amó visitar su mundo fantástico y contemplar los cambios y las historias que allí había por descubrir, para invitarnos a conocerlo y reconocernos en Terramar. Ella ha cruzado el muro de piedra para seguir registrando cada acontecimiento, porque “nadie puede explicar un dragón”, salvo una antropóloga de la Fantasía.

  1. Este texto fue publicado originalmente acá ↩︎

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